lunes, marzo 27, 2006

Sin computadora...

Se estropeó mi pc hace unos días y el problema no parece demasiado sencillo de solucionar. No obstante, escribo en papel y en cuanto se arregle lo subo al blog. Esto de escribir en una hoja en blanco verdadera era algo que hace bastante tiempo que no hacía. Es distinto pero tampoco está tan mal a esta altura de la noche con todo en silencio a mi alrededor.
Córdoba atrás. Regresé esta mañana con un viaje demasiado largo que tuvo dos horas y media de demora. Llegué tarde y eso me obligó a llamar a la oficina desde el ómnibus para avisar. No me gusta nada, es la primera vez que me sucede. Para colmo de males mi celular estaba sin saldo y tuve que pedirle el teléfono prestado a un cordobés que viajaba en el asiento de al lado. Me puse nerviosa porque no estoy acostumbrada a estos episodios y daba la sensación de que todo estaba en mi contra. Afortunadamente, no fue tan grave como temí y pude salir adelante.
Estoy cansada y todavía estoy sin haber apoyado la cabeza en la almohada de casa. El sueño me vence. La terapeuta lo notó. Ya me había olvidado de ella y de que hoy tenía sesión porque cambiamos el día y el horario. La jornada se me hizo interminablemente larga. En terapia siento que fue un día productivo: el primero en el que pude expresar lo que me está sucediendo y, ante mi sorpresa, la doctora pareció comprenderme. El diálogo fue positivo, lo más positivo de este lunes.
Mi estadía allá, con los altos y bajos - aunque no se si más altos que bajos - considero que me sirvió. Además, también perdí mi cigarrera anoche en Córdoba al ir a tomar el ómnibus. Otro hecho más en contra. Pero, bueno, pude hacer por fin este viaje pendiente desde hace tanto tiempo. Volví a encontrarme con Gloria (desde ahora será G.). Volvimos a hablar a solas frente a frente una vez más. Por momentos, el diálogo se tornó malo, hasta agresivo en las palabras, algo duro -sobretodo al final del día de ayer- pero también tuvo momentos buenos, conversaciones muy amenas y tranquilas. Supongo que, al menos, sirvió para ir dilucidando algo. También me sirvió para conocerme mejor, para saber qué es lo que quiero para mi vida. Me refiero a los cambios que quiero llevar a cabo en mi conducta, en mi vida cotidiana más allá de mi relación con G. Con ella, volvimos a reencontrarnos como antes después de un año y cuatro meses de distanciamiento. Pero, lo más importante que rescato es que pude aprender de los hechos negativos o de las dificultades cuáles son las cosas que deseo conservar en mi vida, todo aquello por lo que me interesa pelear y cambiar.

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sábado, marzo 25, 2006

En Córdoba a fines de marzo

Otra vez en Córdoba a fines de marzo. Esta vez no de vacaciones, no en Capilla sino en Córdoba Capital, bueno a una distancia cercana a la capital, reencontrándome con Gloria. Una vez más. Una nueva vez. Un nuevo punto de partida, parece que no de final. Respirando aire puro, el aire seco que tanto me gusta.
Contemplando el sol/sombra porque ahora está nublado y no hace el sol que me gustaría estar tomando para continuar el bronceado que conseguí en Capilla. El aire entrando por la ventana del lugar donde estoy. Hablando con Gloria. Dialogando las dos. De bueyes perdidos. De temas más serios. Con lejanía, con proximidad. Sin saber adonde nos conduce todo esto. Un poco la sorpresa, otro poco lo esperado. La espera de lo que será.

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domingo, marzo 19, 2006

Esta boca es de Joaquín

A todas aquellas entusiastas seguidoras y admiradoras/fans de Joaquín Sabina y que, como yo, se perdieron su recital en el Gran Rex de Buenos Aires quería contarles que descubrí un sitio que les recomiendo. Uno de los músicos de Joaquín, Pancho Varona, parece que se decidió a bloguear. Brillante idea tuvo Pancho así podemos seguir las idas y venidas de la gira.

Queda hecha la recomendación. Para leer los relatos de Pancho no hay más que clickear acá.

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sábado, marzo 18, 2006

Capilla del Monte atrás

Sinceramente, no esperaba tantos mensajes que hablaran de espiritualidad, calma, meditación y paz mental-corporal. Me alegra. Me alegra porque fui a Capilla buscando un poco de todo eso, fui para intentar "descubrir" todo aquello que no se ve a ojos vista, todo aquello que está allí latiendo para ser descubierto. Resulta interesante porque cualquier tema asociado a lo espiritual es casi considerado tema tabú, lamenteblemente. Ahora estoy leyendo un libro nuevo: Tierra de Barbara Marciniak. Es una autora americana que habla de "Los Mensajeros del Alba" (otro de sus libros, un betseller), es decir los extraterrestres, los ovnis y yo no creo en ellos, es curioso pero no. Sí creo en el aspecto espiritual, en el interior de los humanos, en aquello que no se ve pero sin embargo está en cada uno de nosotros sin ninguna necesidad de pensar en seres de otro planeta.
A Capilla fui con mi mamá. Fue la primera vez en la vida que salí de vacaciones con ella sola. Fue una semana pero creo que valió la pena. Ella no conocía Córdoba, nunca había ido; además le hacía mucha falta descansar, tomar aire puro, sol y desconectarse del mundo. Igual que a mí. Fue toda una experiencia, algo nuevo y nos hizo bien a las dos. Las dos solas por primera vez. A mí me hacían falta estas mini vacaciones, tomar otros aires también, estar al lado de una persona de confianza como, en este caso, fue mi madre y olvidarme del mundo. Sí que me acordaba de Gloria. estando allá y sí que la llamé. Como no tiene teléfono la llamé a lo de su vecino el farmacéutico y él le pasó mi mensaje. No la veía ni estaba con ella desde noviembre de 2004; esa fue la última vez que viajé y estuve en su casa, la última vez que compartimos nuestros días juntas, su casa juntas, sus pollos y gallinas juntas, su sol juntas. Después vino el deterioro, el malentendido, la falta de dinero también, la distancia. No la había vuelto a ver. La llamé, sí, un par de veces y le dejé el mensaje a su vecino: que estaría en Córdoba capital aquel sábado a tal hora. Y estuve, estuvimos con mi mamá. En el café de la estación, a las siete de aquel sábado de últimos de febrero. Y sin saber nada de Gloria porque no pude hablar con ella por teléfono. La zozobra, la espera, creí que no iba a ir. Pero fue. Se sorprendió mucho al vernos (a mi mamá y a mí) porque yo siempre fui sola y nunca en una circunstancia así. Llegó unos minutos tarde. Pidió disculpas, nerviosa, pero fue. Estaba muy linda. No es linda, no lo es pero lo estaba. Estaba bien vestida dentro de lo que puede, tenía una linda remera azul. Se había puesto un hermoso colgante de plata. El colgante parecía una flor. Una flor azul. Sorprendida en la mesa, delante nuestro, las tres sentadas tomando una cerveza, dos o tres, preguntó si nos íbamos o si veníamos. No sabía. Hablamos bastante; también hablamos solas cuando mi vieja se fue a mirar vidrieras en la estación. O la convencí de que se fuera a dar una vuelta.

Me gustás. Todavía me seguís gustando como antes. - me dijo.

Suerte, pensé. Lindo, pensé. Me/nos acompañó al micro. Deslizó un papelito en mi bolsillo que dice:

No te olvides que te quiero.

Me preguntó cuándo iría. Yo le dije que iría. Me dijo que le gustaría hablar mucho conmigo. Le dije que sí. Le dije que iría el próximo fin de semana. Dijo que sí. Me contó que "le regalaron" un celular, no se quien. Que se le había ahogado en un bolso con un yoghurt. Me llamó el lunes. Yo estaba trabajando y la llamé después. Me dio el número. Me dijo que hasta el 18 más o menos iba a estar muy ocupada. Quehaceres políticos que tiene ella. No yo, la política no me interesa, bueno , no al punto de militar. A ella sí: que estaría estos dos fines de semana con mucha tarea, que sería mejor después. Dije que sí, que mejor, con más dinero.
Hoy es 18, fecha clave para Carmen. Antes lo era, al menos, ahora ya no se. Pero pensé en Carmen, hoy pensé. Toda esta semana estuve pensando en ella por las tardes. Pensaba que ya es más que hora y que tengo que verla.

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viernes, marzo 10, 2006

La Rosa Roja



Yo.
Para desayunar me gusta el café con leche con mediaslunas las pocas veces que tengo tiempo para desayunar afuera. Si estoy en casa me gusta disfrutar de unos mates sin apuro. Si puedo ponerle hojitas de peperina mejor.
Me gusta escuchar música, música que llegue al alma, la radio no.
Me apasiona escribir lo que sea: cuentos, mucha poesía, lo que venga a la mente en el momento. Por supuesto, también me apasiona leer. Las faltas de ortografía me lastiman los ojos pero logro resistirlas.
Me gustan mucho los idiomas: al inglés lo considero útil y necesario pero me fascina desde siempre el francés. Por eso en mi trabajo ahora me siento tan bien. Estoy en prensa, soy periodista y además hago traducciones técnicas de inglés y de francés. También hago algo de diseño gráfico y retoque fotográfico aunque no es mi especialidad.
Me gusta la cerveza bien helada, con hielo si es necesario pero no la tolero si no está fría. La buena comida, salir a cenar afuera (a menos que sea en casa y en buena compañia), lo mismo que una o dos copas de buen vino. Las sobremesas largas con cigarrillos. El agua bien fría.
Me gusta estar a la luz de las velas y los sahumerios. Los baños de inmersión sin apuros con sales. Los tés saborizados, si tengo de menta más.
Me gusta el sonido de los llamadores de ángeles que siento a lo lejos por las noches y el sonido de los grillos.
Si hay algo que no tolero ni toleraré es la discriminación, sea de la índole que sea. Y entrar en una discusión me gusta más bien nada.
Me gusta mucho todo aquello que de paz al cuerpo, a la mente y al espíritu. Estoy pensando seriamente en hacer el segundo nivel de Reiki más adelante.
Siento una debilidad especial por las piedras así que las colecciono.
Soy hija única. A veces siento que me hubiese gustado tener hermanos, otras veces siento que mejor no.
Prefiero la montaña al mar. Adoro el silencio y mis tiempos solitarios.
Y demás está decirlo: me encantan las rosas rojas.

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