martes, mayo 10, 2005

Limpieza profundas de las cavernas

Las cavernas del corazón requieren limpieza profunda con urgencia. No tengo fuerzas. Muchas veces me he preguntado el motivo por el cual algunas personas vamos acumulando objetos diversos: papeles, regalos, tarjetas escritas, fotografías, flores disecadas en los libros, envases vacíos, envoltorios de chocolate, cartas, libros, ropa, polvo, objetos, polvo, objetos, polvo, polvo, polvo. De todo. Sin saber por qué uno los va acumulando día tras día, año tras año, los va guardando. Hace un tiempo largo que ese asunto viene rondando mi cerebro, pero en este último tiempo el pensamiento acude, cada vez, con más frecuencia. No tengo fuerzas, me digo, no tengo el ánimo necesario. Sin embargo, se que ahora se hace imprescindible. No se cuántos días me demandará la tarea ya que son demasiados los objetos apilados, demasiado es el tiempo que llevan aquí. Seguramente, los días serán muchos pero eso no importa. Y no dejo de repetirme que no tengo fuerzas. El desgano es grande. Se que voy a comenzar a hurgar rincón por rincón, cajón por cajón, estante por estante, todo, todo, todo. No quedará sitio sin revisión y será un enorme esfuerzo. Se que encontraré todo cubierto de tierra. Capas gruesas de tierra y carbón. Se que encontraré objetos que ni siquiera recuerdo dónde están pero sí que están y me los toparé, inesperadamente, en cualquier parte. Se que me costará muchísimo llevar a cabo la interminable y tediosa tarea pero se también que es el único camino posible para hallar la liberación. Deshacerme de todo lo que no me sirve para nada, lo que nunca sirvió. Deshacerme de lo que un día creí que tenía cierto valor mientras la vida se ocupó de demostrarme lo contrario. Romper todo lo que se pueda romper, cortarlo en mil pedazos y tirarlo al tarro de la basura sin siquiera detenerme a observarlo dos veces. Despojarme para siempre de todo aquello que nunca fue auténtico. Y todo aquello que no se pueda romper o hacer añicos se lo obsequiaré a los cuervos para que se lo devoren y lo despedacen. No quiero guardar más cosas inútiles, negativas, falsas. Todo se lo llevarán los cuervos, todo, todo, todo. Ojalá le arranquen los ojos y las vísceras de la mentira. Haré limpieza en cada hueco, en cada hendidura, en cada caja negra, en cada partícula que sea perjudicial. Se que quedarán muy pocas cosas para atesorar, muy poco para preservar. Pero, no importa: lo que prevalezca será lo positivo, lo bueno, sólo lo verdadero. A cada uno de esos objetos los cuidaré, los limpiaré, les sacaré lustre, les pondré una rosa cada mañana, los amaré, los miraré con ternura infinita. Echaré desinfectante para exterminar cualquier rastro de olor a ratas que haya quedado filtrado y después rociaré cada habitación con perfume ambiental. Abriré todas las ventanas y permitiré que ingrese la luz del sol. Purificaré el aire. Purificaré el corazón. Podré volver a respirar en libertad, llenaré mis pulmones de oxígeno, llenaré cada caverna con la autenticidad que, únicamente, poseen las almas a las que amamos y que nos aman. Las sobras de los sinsabores que las trituren las bestias, que les extirpen los entrañas. Tal vez exista algún alma errante de caridad que tenga piedad por ellos y les de sepultura. No será mi alma esa, no seré yo, no. Que la carroña sea arrastrada por las garras hambrientas y ojalá se la lleven al mismísimo infierno, tan lejos que jamás pueda regresar. En el futuro, sólo me alimentaré y beberé de la luminosidad del amor, de la calidez de las flores, del aura del sol, de la energía de las piedras.. Si un día tengo frío me abrigarán las mariposas multicolores y nunca más los perversos moscardones. No permitiré que se acerquen. Desplegaré mis alas blancas y estarán tan limpias y livianas como dos plumas aterciopeladas en seda.

Etiquetas:

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal




visitantes en línea


adopt your own virtual pet!