La vuelta por Belgrano
Hacía tres días que tenía que haber ido por Belgrano. Mi médico está de viaje y dejó un reemplazante y yo ¡sin mis Sanax de cada noche! Llamé por teléfono al reemplazante este miércoles pasado y me dijo que fuese esa misma tarde a buscar una receta. No fui. Ayer tampoco. Hoy, al salir de trabajar, fui directamente; si me pongo a dar vueltas o a caminar o pensar qué hago o qué no hago no voy.
Fui al consultorio y el doc no estaba así es que no conseguí la receta que fui a buscar. Volveré el lunes. Pero, ya lo había tomado como un paseo, una vuelta al barrio de Belgrano que hacía tanto tiempo que no recorría. Y caminé por sus calles laterales (las que cruzan Cabildo, digo), también por la avenida, miré vidrieras y di vueltas sin apuro... hasta que llegué a la conocida esquina, aquella que hace tiempo no frecuentaba. Y doblé por una de las paralelas a Cabildo, en dirección a "la parrillita". La parrillita es un sucucho feo, chiquito, de esos lugares donde se come en el mostrador, sin mesas, no es un lugar que llame la atención -al verlo desde afuera - para entrar. Sin embargo, en ese lugar pasé días excelentes. Noches excelentes, mejor dicho, cuando íbamos varios a cenar todas las noches. Era lindo, agradable, me trajo tantos recuerdos... No volví más por allí. Hasta hoy. Y pasé por aquella calle, caminando lentamente, buscando ese lugar semi escondido a las luces de Belgrano. Había tres hombres sentados en la puerta y me detuve a mirar pero no estaba segura y seguí. Ni bien avancé unos pasos, uno de los hombres - el dueño- me gritó: "¡Tengo cerrado por vacaciones!". Me di vuelta y lo reconocí. Me reconoció. Nos saludamos. Tenía su negocio cerrado, lo está pintando. Le pregunté: "¿pero no me dice que está cerrado por vacaciones?" Me mira y me sonríe: "Y bueno, ¡no me ve! - me dice relajándose en su silla plástica - ¡esto para mí son vacaciones!". Conversamos un rato. Me recordaba perfectamente. ¡En cuanto la vi pararse la reconocí! - dijo. Recordaba a las personas que me acompañaban cada noche. Hablamos de ellos, recordamos levemente aquellas épocas. Casi cuatro años atrás. Nos miramos a los ojos. Sus ojos me preguntaban aquello que no preguntaban sus palabras. Mis ojos también. Me invitó a volver. Abre en marzo. Tal vez alguna noche vuelva. Seguramente, no. Pero, me hizo bien pasar por allí.
Recorrer aquellas calles, aquel barrio, aquel negocio "la parrillita" donde hacían "la carne más tierna de la ciudad".
(Además, no hubiera podido comer carne. Se me caen las lágrimas por el dolor del diente que aún está sin arreglar. Que alguien me explique por qué lo dolores de dientes o muelas atacan de noche).
Tomé el subte, en aquella estación, después de tanto tiempo y regresé a casa.
Esta noche miraré: "En busca del destino".
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