domingo, diciembre 31, 2006

Siento

Siento que necesito estar muy cómoda, a mis anchas y tranquila. Los nervios me contracturan las cervicales, me provocan dolores, cansancio, acelaración del ritmo y un intenso nudo en el estómago que no tengo forma de desanudar. El sistema nervioso hace que me sienta físicamente mal. Siento la imperiosa necesidad de hacer hasta lo imposible para estar distendida y con cuerpo y mente relajados. Dormir, no hacer nada, no pensar en nada ni en nadie y descansar. Lo que tenga que ser será.

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Parafraseando a Alejandra

Alejandra Pizarnik escribió en sus Diarios lo siguiente:

"Hoy, cuando el autobús en que viajaba se detuvo, vi por la puerta de la ventanilla un hombre joven que me miraba con lascivia e interés intelectual. Me angustió y lo miré colérica pero lo miré de nuevo y allí estaba mirándome. Cuando el autobús se puso en marcha asistí asombrada a la apertura de mi rostro que le sonreía hermosamente. Pero cuando no lo vi más se subió el llanto y me dije: "Otro paraíso perdido".

Y yo siento, en este instante, que podría parafrasearla, perfectamente, así:

"El viernes pasado, cuando el taxi al que me había subido estaba detenido todavía, vi por la ventanilla a A., un hombre mayor que me miraba dolido y con muchísima tristeza en sus ojos azules. Me angustió y lo miré con lástima infinita pero lo miré de nuevo y allí estaba mirándome al mismo tiempo que lo miraba yo. Cuando el taxi se puso en marcha, asistí asombrada a la apertura de mi rostro que le sonreía hermosamente. Pero cuando el taxi arrancó y no lo vi más me brotaron las lágrimas y me dije: "Otra buena persona que estoy perdiendo". Y mis lágrimas fluían.

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lunes, diciembre 25, 2006

Navidad extraña Navidad

Tres días feriados no estuvieron nada mal. Descanso, anhelado tesoro. El no hacer nada: ¡precioso! Eso sí me produce esa especie de "pequeña felicidad", sentirme cómoda y relajada.
Nochebuena con cena familiar que se prolongó hasta las tres de la madrugada, horario en que se fueron todos.
Me sentí muy extraña pero tranquila de estar a solas conmigo, en el silencio de la noche ¡por fin! Me saqué la ropa y me puse otra de andar por casa bien cómoda, chinelas. Me encerré en la cocina. Agua bien fría, muchos vasos de agua fría, cigarrillos con Alejandra Pizarnik en mis manos. Leí un rato largo -más de una hora - en silencio. Avancé bastante en la lectura de los Diarios y tomé notas en papel (no me gusta marcar los libros). Al cerrar el libro, vencida por el sueño, me sobrevino una profunda angustia. Esa sensación de tristeza infinita (¿será depresión?). No se si me hizo bien leer a Pizarnik, precisamente, anoche, no se... Me "vi" sola. Me "sentí" sola. Se muy bien que lo estoy. Y cuando digo sola quiero decir sola. Tengo a mis padres, a ellos sí. Son las únicas personas que tengo hoy. Nadie más. El resto del mundo está "afuera" de mi persona. No hay nadie y eso lo se de memoria. Ni familiares que sientan ver-da-de-ra-men-te ese afecto fluído que hay que sentir, ni amigos o amigas. La familia sí está, pero es ese vínculo producto de lo que me surge llamar como "compromiso social", "el deber de visitar a.." porque es Nochebuena, porque se pasa la fiesta en casa, es la obligación del lazo sanguíneo que nos une, nada más. Pero no se si hubiesen venido por voluntad propia. No lo creo. No se. Y amistades, nadie, ninguna. Es triste, sí, pero es.
El teléfono no sonó. Es decir, sonar sonó muchas veces, pero para saludar a mis padres. Todos los que llamaron les preguntaron por mí, pero como obligatorio, como parte de una conversación teléfonica, cortesía o cordialidad. Pero cuando digo que el teléfono no sonó me refiero a que no hubo una sola persona que pusiera sus dedos en el aparato y discara mi número para hablar conmigo, para saludarme a mí. Nadie, nadie.
Excepto C. Ella sí llamo. Fue curioso. La noche anterior soñé con ella. No recuerdo qué soñé. Vagamente, me parece recordar que soñaba con episodios que atravesamos juntas, vivencias que compartimos pero no podría asegurarlo, no recuerdo el sueño. Estábamos en medio del festejo y yo estaba alejada, fumando un cigarrillo, mientras pensaba en lo que estaba diciendo hace un momento: "nadie me llamó, no le importo absolutamente a nadie, estoy sola, nadie me recuerda, no cuento con nadie. Y "en el colmo de los nadies" ni siquiera C. que llama siempre, cada año, cada Nochebuena, ni siquiera ella..." En ese preciso instante sonó el teléfono y era ella. A la 1:25 de la madrugada. Hablamos cinco minutos. Me saludó. Fue breve y cordial. Le dije: "sigo en Córdoba". Por supuesto, lo entiende así. Que cuándo regreso a Buenos Aires, que cuándo nos veremos. La semana próxima -respondí. Que si la llamo, pregunté. Que sí, que le hable, que nos vemos. Que no sabe qué hacer con su vida, eso me lo repitió tres veces, por lo menos, que está "vagando" y que no sabe qué hacer. Que un beso. Cortamos.
Sentí una "pequeña alegría", sí, por un instante "gran alegría".¡Me llamó! Pero... esa alegría fue breve y contradictoria. Por un lado, el contento por su llamada, por otro lado el hecho de que nos vamos a volver a ver la semana próxima después de casi un año. Si la llamo, claro. Creo que la voy a llamar. Pero, eso tampoco me convence del todo. Se que estaría bien vernos un rato, compartir unas horas, un día. Hace tantos años que nos conocemos que ya se cómo es todo. Pero, también se que vernos no va a ser lo más conveniente para mí... lo tengo claro. Se que deberé "remar la situación", que por momentos será muy agradable, intensamente agradable, pero que en otros momentos la situación se pondrá tensa, muy dura, eso también lo se. Verla: sí por un lado, no por el otro.
Me fui a dormir. Estaba profundamente cansada. El sueño me vencía. Dormí hasta el mediodía. ¡Qué bien me hace dormir! Me siento tan agotada, tan sin fuerzas que eso es lo que me hace pensar que no será buena idea verla porque, para cuando llegue el momento de discutir o de los reproches, yo estaré muy agotada para responder. Y perderé un dia de sueño y de descanso y no se si me conviene. Todo está mezclado: me gustaría verla por un rato pero tengo muy claro que lo mejor de todo sería que no la viera.
Navidad. Después de almorzar seguí leyendo más de los Diarios de Pizarnik. Me sobrevino la angustia, el darme cuenta de que estoy inmersa en la soledad. No de pareja sino de seres humanos, de afectos en general. Angustia profunda. Me tiré en la cama y no pude dormir siesta pero descansé cuerpo y mente.
Me desperté y pensé que no debo pensar tanto porque pensar demasiado me hace mal. A veces me pregunto por qué pienso tanto si la gente común no le da tantas vueltas a las cosas en la cabeza. Mejor no pensar. Pero, me siento tan agotada y tan sin fuerzas y tan sin tiempo que sólo me gustaría dedicarme a dormir, a descansar, a andar cómoda por casa, a no hacer nada y me pone de malhumor tener que salir a la calle a encontrarme con gente, salir a trabajar obligatoriamente llueve, truene o relampaguee, me guste o no. ¡Y mi eterna falta de tiempo! Eso me desespera.
Fue extraña la Navidad. Entre la tristeza-angustia, el sueño, la sensación de soledad, el miedo de verla, el poco diálogo familiar, no se... No fue el clima ideal. Menos mal que sobre el final del día las cosas cambiaron, hubo más conversación, mejor clima, hasta risas y ese pequeño detalle me alegró el día.
Ahora a dormir porque mañana vuelvo a la rutina, al trabajo, a madrugar, a la impiedad de la vida cotidiana y el tiempo se me vuela.

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sábado, diciembre 23, 2006

La carta que sí escribí

Una mujer que significó y significa, aún hoy, muchísimo para mí, me había escrito un mensaje hace casi tres meses atrás. Parte de su mensaje -que destrozó mi corazón- dice:

Enviado: Domingo, 08 de Octubre de 2006 09:59 p.m.

Rosa Roja:

(...)

Mucha agua ha pasado bajo los puentes desde que te conocí y es de sabios reconocerlo. El tiempo ha pasado, dejando sus marcas, sus señales, sus aprendizajes y también sus olvidos.

Asumámoslo con toda naturalidad y agradezcamos la dicha de estar vivos, de tener trabajo o forma de sustentarnos que no dependa de la mera caridad y sepamos dar valor a la luz que en cada día nos alumbra. Hasta pronto.

Hoy, juntando fuerzas Dios sabrá de dónde, me animé y le respondí:

Enviado: Sábado, 23 de Diciembre de 2006 07:50 p.m.

Querida P:

(...)
Recuerdo perfectamente aquel 24 de Junio de 1998, día en que tuve la gran fortuna de conocerte en "Las Violetas". Asimismo recuerdo todas las veces que tomé café en tu casa (costumbre poco habitual en mí ya que no frecuento demasiadas casas. Me sobran los dedos de una mano para contar casas en las cuales ingreso). Invitaciones que reconozco y agradezco infinitamente ya que todas y cada una de esas tardes fueron, para mí, tardes llenas de alegría y no exagero nada si te digo que fueron las tardes más amenas y cálidas que he pasado en los últimos años.

Coincido contigo en que mucha agua ha pasado bajo los puentes desde entonces y que el tiempo ha pasado, ha dejado sus marcas y, por cierto, también sus aprendizajes, aunque -en mi caso - no sus olvidos. Por mi parte, reconozco mis errores, mis metida de garfios y también algún que otro acierto ;-) Pero más allá y más acá de todos los errores, de una cosa sí podés estar segura y es de que siempre has estado, estás y continuarás estando en un alto nivel dentro de la escala de mis afectos, eso no cambiará. Y también que agradezco, reconozco y valoro todo lo bueno y positivo que he recibido de tu parte. Por supuesto, soy respetuosa de tus decisiones pero, si en algún momento, se revirtieran no dudes en hacérmelo saber ya que el afecto que te profeso está intacto y que las puertas de mi corazón estarán siempre abiertas de par en par para vos, sea cuando sea y por el motivo que fuere, porque para mí sos una persona importante y tus huellas no se han borrado ni se borrarán.


Deseo que pases un excelente 2007!!!!!!

¡Te quiero mucho!


Rosa Roja

No se si haber escrito este mensaje estuvo bien, mal o regular. Lo único que se es que fue lo que dictó mi corazón.

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Carta imaginaria a Santa Claus

En mi carta imaginaria a Santa Claus yo le pido:

* Que me haga gozar de buena salud física y mental - que es imprescindible para seguir adelante en el camino.

* Que me permita conservar a mis padres por muchos muchísimos años más porque ellos son de vital importancia para mí.

* Que me permita conservar a todas las personas que quiero y que me quieren, que continúen estando siempre a mi lado, y que regresen aquellas personas que se han alejado por lamentables malos entendidos pero que me gustaría que hoy estuvieran en mi sendero.

* Que pueda conservar mi trabajo y mi independencia económica y que me permita obtener un trabajo mejor, de menos horas, con mejor calidad humana, mayor sueldo en el cual pueda sentirme realizada haciendo lo que me gusta.

* Que reine la paz en el mundo, que cesen las guerras y los conflictos en los países y que entre los seres humanos reine el amor, que todos los seres humanos sean valorados como tales y que no exista la discriminación.

* Que reine la paz en mi espíritu y que pueda vivir en tranquilidad y armonía con mi ser interior.

* Que termine la pobreza en el mundo y que todas las personas puedan vivir con dignidad.

* Que pueda dejar atrás el pasado, que pueda asimilarlo para vivir mejor el presente y con más expectativas el futuro.

* Que pueda vivir haciendo todo aquello que me gusta y no aquello a lo que me siento obligada a hacer. Que pueda rodearme de las personas que quiero rodearme y no de las personas que siento que tengo la obligación de ver. Que me de la sabiduría suficiente para aprender a decir que no a aquello que no me conviene y sí a aquello que me brindará mayor felicidad.

* Que me siga otorgando el don de la escritura y la expresión a través de la palabra escrita ya que las letras me apasionan.

* Que alguien quiera publicar algo mío en el 2007 :-)

* Que la vida me aleje siempre del mal y me acerque siempre al bien.

* Que todos los seres humanos de la Tierra seamos un poquito más felices.

Brindo por un mundo mejor en el que reine el amor.

¡FELIZ NAVIDAD!

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miércoles, diciembre 20, 2006

A ver

Si digo y repito:

* que no tengo ganas de pasear es porque no tengo ganas de salir
* que estoy cansada es porque estoy cansada
* que no quiero comer es porque no tengo hambre
* que tengo calor es porque tengo calor
* que no me siento bien es porque no me siento bien
* que necesito descansar es porque necesito descansar

¿Cuál es la parte que no se entendió?

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lunes, diciembre 18, 2006

Ya está

10:30 hs. Realizada la extracción odontológica. Todo listo. La cama hecha con dos almohadas. El flancito en la heladera. Celular apagado. Persianas bajas para que haya sombra. Ropa bien cómoda. Me voy a los brazos de Morfeo antes de que se vaya el efecto de la anestesia. Despertaré con mentalidad positiva. Todo será para bien.


14 hs. Desperté y estoy mejor.


22:30 hs. El clínico me dio más días de reposo. Todo preparado. La cama hecha otra vez con dos almohadas. Puré de calabaza con mucha sal. Agua permanentemente. Celular apagado. Persianas abiertas de par en par para que haya ventilación. Sin ropa para dormir, vuelvo a los brazos de Morfeo. Mañana tampoco trabajo, sigo de licencia. Mente positiva. Todo será para bien.

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Cuando la inquietud me carcome

Me enojo mucho conmigo. Me castigo por tanta oscilación: que sí que no, que blanco que negro, que mañana voy a trabajar, que no voy. Esa intranquilidad -por llamarla de algún modo- me crispa los nervios, me los deja a flor de piel. Todo el día dándole vueltas en el cerebro a lo mismo como una calesita sin parar. Se hizo de madrugada y no llegué a ninguna respuesta. Es la lucha interna entre el deber hacer y el no poder hacer.

Por un lado:
*malestar físico general, baja presión
*análisis clínicos que revelan glóbulos blancos un poco altos
*antibióticos cada 6 horas por el dolor de muelas que me tienen que extraer
Conclusión: no debería ir a trabajar

Por otro lado:
* falté toda la semana pasada a la oficina
* no es la mejor de las ideas seguir faltando
* no estoy reestablecida y necesito extracción odontológica
Conclusión final: no deberia faltar a trabajar pero siento que no puedo ir.

Un tema que me carcome las neuronas.

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domingo, diciembre 17, 2006

Desempolvando papeles

Revisando cajones, carpetas, papeles encontré este texto:

Recorriendo Buenos Aires

Mañana temprano en Buenos Aires, esta ciudad que conozco tanto, en la cual siempre sentí confianza. El primer café con medialunas de manteca o el primer mate tibicieto al despertar. Esa sensación de angustia alienante que me causaba el microcentro en el pasado. Tanto cemento, tantos autos, tanta gente, tanta prisa y tanto ruido: Buenos Aires obligado. Esa necesidad del verde de los árboles, de gente que camine sin correr, de cruzar las calles sin apretar el paso, de ver algún rostro conocido en el diario caminar. El barrio certero es Palermo: Buenos Aires elegido, mi calle angosta y silenciosa, sitio inmejorable para no sentirse encorsetado. La ciudad amanece con otros ojos, en trinos suaves de pájaros llamando a mi ventana.
Soy parte del paisaje: isla apacible en medio de un mar picado.
Taxis libres por las calles, por mi calle, sobre Av. Santa Fe o sobre cualquier otra calle. Los taxistas no leen los diarios, se informan con la gente, saltan con asombrosa facilidad de temas políticos a la selección de fútbol, miran más en dirección a los pasajeros que llevan detrás que a la calle que tienen delante, saludan a otros taxistas con una mano al tiempo que revuelven papeles con la otra. La ciudad no sería la misma sin ellos: inefables filósofos callejeros.
El porteño, en general, ha visto tanta miseria que ya no le choca ver por las noches al cartonero que avanza con su carrito y la pila de cartones de tres metros de altura en demostración de equilibrio. El que no vive la realidad argentina toca de oído como un instrumento desafinado.
Buenos Aires, especie de magneto, que se devora mis sentidos. Años '70 cuando aún se podía viajar en tren desde Once, Retiro o Constitución, de la estación al centro ir a pie. En los '80, caminar por Barracas a la hora en que brilla el sol más fuerte. En los '90 salir de un Musimundo en Lavalle e ir andando hasta el Obelisco. Ahora, ante la imágen de una nena de trece años dándole el pecho a su bebé en la boca de un subte, es difícil dar vuelta la cara.
Muchas visitas a los cafés céntricos, tomar algo en El Tortoni con sus paredes decoradas con fotos de antiguos famosos. El centro está más feo ahora de noche. Entrar a los shoppings o ver un espectáculo sobre la Av. Corrientes, recorrer librerías o casas de música, la alegría de tener estanterías completas dedicadas a Cortázar o a Borges, pasear por Belgrano y cenar en algún restaurante interesante en Puerto Madero, buena comida, excelente atención, magnífica vista pero caro. Vinerías sensacionales, verdaderos hallazgos.
Noche tarde y madrugada es Buenos Aires. Es maravilloso vivir tranquila en ella. Es hermosa y estoy prendada.

Buenos Aires, 24 de Julio de 2004

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viernes, diciembre 15, 2006

I feel relaxed


Todo el santo día fumé sin parar.
Como no estaba en condiciones de ir ni al quiosco a buscar mis Marlboro, recurrí a unos Nevada uruguayos que encontré, olvidados dentro de una bolsita, durmiendo el sueño de los justos.








Había estado todo el día mal, malhumorada, con extremo cansancio (y muchos otros malestares físicos ya relatados anteriormente), agotada y al borde del ataque de nervios -como la vieja peli de Almodovar.
Tomando Tafirol (Paracetamol) cada cuatro horas a ver si se apacigua el puto dolor de muela antes de que me la tengan que sacar. Que igual con dolor no te la extraen.
A la tardecita, se suponía que tenía la obligación de salir a la calle. Basta de obligaciones: dije NO.
Los dolores parecieron aflojar en menos de una hora, excepto el de muelas.
La receta mágica:
* 1 Tafirol intercalado a diferentes horarios que el Sanax
* 1/2 Sanax de 1 mg tres veces al día
* DECIR NO
* Sentarme a leer tranquila todo el tiempo que se me de la gana
* Beber agua bien fría mientras leo.
* Fumar libremente.
Because at home, sweet home, smoking is free. My life is free.

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¡Y sííiiiiii, ME QUEJO! ¿Y QUE?

¡Y sííiiiiii, ME QUEJO! Me que-jo, sí, con todas las letras. No hay derecho, no. Y quiero protestar. Aunque nadie me lea, aunque proteste sola, aunque vuelen mis quejas al viento. Pero, siento tanta impotencia que necesito pegar el grito fuerte de la queja. En una de esas, me alivio. Siempre trabajo, trabajo y trabajo. Hasta el agotamiento, muchas veces. ¿Para qué? No rinde lo que debería, no alcanza lo que debería, no es reconocido como debería ser. Y así no se llega a nada, así no se logra nada. Me siento mal. El lunes pasado me sentía horrible. Peor imposible. Y agotada, muy cansada. Y fui a la guardia a hacerme atender. La doc de guardia me prestó poca atención, me atendió en dos minutos. Malestar general, escribió. Dijo que no había un síntoma puntual pero que hiciera 24 hs. de reposo. Que estamos todos igual, esperando que lleguen las vacaciones. "Andá a tu casa y descansá. Estás hecha un trapo de pisos". ¡Adiós! Arrastrando mi alma llegué a casa. A la tarde, tenía turno con mi doc de confianza. Ya me conoce desde hace tiempo. Me atiende con tranquilidad. Me revisó íntegra. Me escuchó. Me prestó atención. Baja presión, acostada - dijo. El pulso muy acelerado -dijo. Taquicardia -dijo. Todos los síntomas de un golpe de calor. Nada. Se cura con reposo absoluto. Con litros de agua, con comida livianita pero a la que se pueda poner sal. Un par de Gaterodes. Cero alcohol. Reposo absoluto por 48 hs. más. Después, comenzó la diarrea. Lo llamé por teléfono, me dijo que lo llame al celular. Le expliqué. Que repose, que la dieta es la misma, que descanse. Me hice todos los análisis clínicos completos. Se los leí por teléfono. ¡Glóbulos blancos por las nubes! El resto, bien.Cansancio total. Esto es el agotamiento. El tiempo parece que vuela, las horas pasan y los días sin que apenas me de cuenta. Y estamos a viernes, ya hace una semana y no hay mucha mejoría.Meto una botella de agua en el freezer y me olvidé que la había dejado ahí. Recién me voy a fijar y había explotado. Meta luchar para raspar los vidrios rotos y pegados al freezer.Ayer a mi viejo le diagnosticaron próstata. Esto sí que es nuevo. Se suman los problemas. A la noche, cenando se me rompe una muela, me duele un diente desde hace una semana. Crece el agobio. Me extenúo.

Leo un comentario de la amiga Marta y hago plena causa común con ella. Hago mías cada una de sus palabras.¡Cuanta razón tiene! ¡Por Diosssssssssss!

Rosa querida,
cautivadesutrabajocomolamitómana
quequieresermillonariasintrabajar:
por qué mis padres no fueron asaltantes de bancos y me enseñaron ese oficio? Por qué se les dio por hacer dinero trabajando (que, por otra parte no hicieron)? Y aquí estamos, las hijas de la honestidad hechas mierda, llenas de deudas
y tapadas de trabajo!

Mirá, Rosa, que no nos vengan con el cuento de que el trabajo dignifica, che! LO UNICO QUE DIGNIFICA SON LAS VACACIONES, EL OCIO, EL RASCARSE.VAYANSE CON EL TRABAJO Y BLA BLA ABLA A LA PUTÍSIMA MADRE QUE LOS PARIÓ!

En fin, Rosa, no es esto muy literario pero decime si no tiene el glamour de la sinceridad!

Y no tengo ganas de hacer nada. Nada, nada, pero N-A-D-A. Sólo dormir y quedarme en casa panza arriba.No será literario, no, pero es absolutamente sincero. Estoy hartaaaaaaaaaa.

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jueves, diciembre 14, 2006

¿Mujeres discriminadas a la hora de comer?

El sábado pasado a la noche un amigo me invitó a cenar.
Fuimos a un restaurante muy bonito, en una esquina, sobre la Av. Avellaneda (entre Flores y Caballito). No había estado nunca antes ahí pero el lugar es agradable y elegante. Además, mi amigo sabe que -con esta nueva prohibición de fumar - sólo frecuento lugares que tengan mesitas en la vereda.
Cuando llegamos vi que en espera había una pareja, nosotros dos recién llegados y, de refilón, vi también que esperaban unas mujeres. No les presté mayor atención.
Salió el mozo afuera e hizo entrar a la pareja que estaba en espera antes que nosotros. Parece ser que se trataba de no fumadores porque ingresaron dentro del local. Nosotros dijimos (o mi amigo dijo) que queríamos una mesita a la calle para poder fumar.

Mozo: ¡Pero, cómo no señores! Siéntense acá que estará más fresco, corre más aire. Enseguida les traigo la carta. Pónganse cómodos. Ya le traigo un cenicero, señora -dijo dirigiéndose a mí con toda amabilidad.

Hasta acá todo perfecto. Nos sentamos a la mesa. Vino el mozo y me trajo el cenicero imprescindible mientras nos acondicionaba la mesa. En eso, de la nada, veo que una mujer se dirige al mozo con un tono alto de voz.

Mujer: ¡¡Oigaaaaaaaa!! ¿No nos dijo que nos ponía una mesa acáaaaaaa?
Mozo: ¡No! Yo no le dije nada. Va a tener que esperar.
Mujer: ¡¡¡¡Si dijo que nos agregaba la mesa...!!! Hace un rato largo que estamos....
Mozo: Le repito que yo no dije nada. ¡Y yo mesa no les pongo ninguna!!!! (respuesta dura y tajante).

Entonces, ante la subida en el tono de voz de ambos, desvié mi vista hacia las mujeres. Las observé. Eran cuatro mujeres que esperaban en la vereda, cerca del cordón de la calle, pegadas a un árbol. Les presté más atención.

Mujer: ¡Señor! ¿Y entonces nosotras qué hacemos?
Mozo: No se. Yo no les acomodo ninguna mesa. De eso, olvídese. Si quieren esperar... Ustedes sabrán. A alguna hora, alguna se va a desocupar. ¡No molesten!

Se dio media vuelta e ingresó al local.
Mientras, mi amigo y yo elegíamos la comida y las bebidas continué observando. Eran cuatro mujeres. Mi sexto sentido intuyó que se trataba de dos parejas. Creo que no me equivoqué en absoluto. Siguieron esperando varios minutos más paradas cerca del cordón. Llegaron otras personas y ocuparon otras mesas afuera. Las cuatro mujeres continuaron hasta que se cansaron. Vi que hablaron algo entre ellas. Se ve que se decidieron y emprendieron la retirada a paso rápido en dirección a la esquina.

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miércoles, diciembre 13, 2006

Se puede

Se puede decir NO. Se puede decir basta. Se puede decir no puedo. Mi cuerpo no lo resiste. Se puede decir, simplemente, no tengo ganas. Se puede decir: "prefiero hacer otra cosa diferente a aquello que a vos te gustaría, que aquello que vos proponés". Se puede decir: "necesito descansar aunque vos no lo entiendas". No importa lo que piensen los demás sino aquello que nos haga sentir bien a nosotros. No importa si los otros pueden comprenderlo o no, tal vez no lo acepten. Pero, lo único importante es sentirse bien con una misma. Baja presión desde el lunes a la mañana temprano. Taquicardia, pulso bastante acelarado (95 pulsaciones y dicen que lo normal son 70), la presión por los suelos, sobredosis de calor y la fuerte contractura cervical. Se puede visitar al médico de confianza, se puede contarle aquello que nos pasa, aquello que nos duele en el físico y en la psiquis, se puden seguir los consejos que nuestro médico nos de. Se pueden seguir los consejos que nos dicte nuestra mente y nuestro físico -aunque ellos no nos hablen con palabras. Se puede hacer una "vida normal", una "vida tranquila". Al menos, se lo puede intentar. Se puede intentar hacer todo aquello que tengamos ganas de hacer y no tener que ir a un lugar u a otro por obligación, tener que "hacer el esfuerzo de". Hacer cosas por obligación perjudica. No nos damos cuenta, quizás, pero perjudica. No importa lo que piense nadie. Somos lo suficientemente fuertes para cuidar nuestra salud física y psíquica. Sólo es imprescindible que nos sintamos satisfechos con aquello que estamos haciendo, con aquello que nosotros decidamos hacer y no que hagamos aquello que los otros decidieron por nosotros. Que podamos ser dueños de sentirnos cómodos y tranquilos. Y, de paso, haremos más felices a los seres que nos rodean y nos quieren de verdad. Ir en busquéda de la paz SI se puede.

"Soy libre. Quiero serlo, que es lo mismo".

Diarios, Alejandra Pizarnik, Editorial Lumen.

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¿Todo sexo?

Tengo muy poca confianza con el señor J.S. Poca y nada, digamos. Sólo lo vi dos veces por temas laborales. Hablamos varias veces por trabajo en la oficina, pero nada más. No recuerdo cómo fue que salió el tema de la escritura. Casi sin querer, al pasar. Yo le comenté que escribo; él también. Me llamó dos veces más por teléfono para decirme que había impreso su novela para que yo pudiera leerla, para que yo le diera mi opinión. El viernes a la mañana acepté. Nos encontramos veinte minutos en un café y me la entregó. Que la escribió el verano pasado en Villa Gesell, que la escribió en cuatro semanas. Que le interesa publicarla, que le interesa presentarse a los premios Clarín, que le interesa hacerla más larga. Que quiere mi opinión. Me vine a casa con su novela y la leí de un tirón. En una hora y media ya había terminado de leer. Ochenta páginas de corrido. Ochenta páginas leyendo descripciones de actos sexuales de Marylin. Marylin haciendo el amor con uno y con otro y con aquel de más allá y con otra y con otras también. Ochenta páginas de escenas sexuales. No soy puritana, en absoluto. No me molesta leer relatos sexuales. No me molesta en lo más mínimo si están justificados. Pero, me pregunto yo: ¿ochenta páginas leyendo cómo hace el amor "Marylin" (la protagonista) son necesarias?

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sábado, diciembre 02, 2006

Una conversación con energías positivas

Si bien es cierto que hoy no tuve un día muy positivo, físicamente hablando, debido a una cervicalgia fuerte, sí que fue un día muy positivo en otros aspectos. Me quedé en casa todo el día, descansé, pude relajarme, vino mi fisioterapeuta cubano que me dio su sesión de masajes durante una hora cuarenta, me di un baño de inmersión de esos que tanto me gustan, tomé mate con yuyos de menta cordobesa. En fin... día de relax, un dia de regalo para mi cuerpo y para mi espíritu.
Y como si eso fuera poco, tuve la suerte de mantener una conversación con una amiga -bloguera ella - a la que aprecio mucho y, además, me encanta su escritura. Hablábamos de bueyes perdidos hasta que la conversación derivó en lo positivo de ser positivo - valga la redundancia, si es que la hay.
Me dijo ella algunas frases que me parecen dignas de remarcar. Aquí las dejo:

Yo creo que lo que uno decreta, eso sucede.

Si así lo pensás, así será.

Se llama mente positiva, relaciones públicas. Las dos llaves para el éxito.

Cuando uno está pensando en negro, llueve negro. Cuando uno está pensando en blanco, llueve blanco.

Lo que uno piense, sucede.

Creo que si cambias tu manera de pensar, uno logra lo que desea, eso creo y las oportunidades se dan.

Lindas frases para meditar, ¿no?

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