lunes, junio 26, 2006

¡Oh Señor Humor, ten piedad! (III)

A esas alturas, yo ya había pedido una cerveza y la estaba tomando lentamente. Saboreándola despacio y a solas. Distendida y tranquila cuando, de repente, vi de refilón que un hombre entró en el café y discutía con el mozo en el mostrador. Pasado el momento, el tipo se sienta dos mesas más allá de la mía pero frente a mí. Su aspecto no me gustó. Estaba, relativamente, bien vestido pero mi sexto sentido me dijo que algo no encajaba bien ahí. El mozo le sirvió un vaso de ginebra Bols.
Me quedé observando. Hacía siglos que no veía a nadie sentarse a tomar un vaso de ginebra. Y Bols. En eso, veo que el tipo me hace caras raras y comencé a ponerme nerviosa. No me gustan nada esas cosas.
Pasados unos minutos, él hombre me hace un gesto apoyando un dedo en la nariz y subiéndola para arriba. Extraño. Me dice: “El dueño de este lugar es un nariz parada”.
Tuve que contener la carcajada. El gallego tendrá muchos defectos (si ser nariz parada lo es) pero de eso sí que no tiene nada. Más bien todo lo contrario. Además, ni siquiera estaba en el café en ese momento. Pero, me contuve porque al tipo se lo notaba muy enojado. No respondí.

El: ¿Sabés que pasó? No querían venderme alcohol. ¡A mi! ¿Te das cuenta? Me dijo el mozo que ya no venden más alcohol.
Yo: (mientras bebía un sorbo de mi cerveza y aspiraba una pitada de cigarrillo, le respondí) Y… sí… ¿pero sabe? No se la agarre con el mozo. El sólo está cumpliendo órdenes y el dueño tampoco tiene culpa. Me parece que hay una ley que ahora comenzarán a prohibir en los bares los cigarrillos y el alcohol. ¡Seguro que es eso!

Y desvié mi vista hacia un costado, detrás de la barra, buscando al mozo que estaba fuera de mis ojos.
El tipo seguía bebiendo su vaso de ginebra y mirando televisión, creo, yo no lo miré más. Miraba al costado izquierdo, al derecho, al techo, a la ventana, a cualquier parte menos a él.
Pasa un ratito y el tipo vuelve a la carga:

El: ¡Está bien! ¡Te voy a contar lo que me pasó!

¡Ay, Señor! ¿Por qué a mi? – pensé. Si no le hablo, no lo miro, no le doy bola. ¿Por qué justo esto me toca a mi? Tan tranquila que estaba…

El: ¡No sabés lo furioso que estoy! Hoy sí que no es mi día. Te cuento ¿eh?

Yo, silencio absoluto.

El: ¿Sabés? Este mediodía almorcé en el microcentro. Todo tranquilo. Mirá… yo no se cómo fue pero me quedé dormido ¿podés creer?

Yo, silencio absoluto.

El: ¡Y vos no te imaginás todo lo que tenía que hacer! ¡No te lo podés imaginar! Y ¿podés creer que cuando me despierto, abro los ojos y ya había oscurecido? ¡Imaginate! No entendía nada yo. – arrastraba la lengua para colmo -. En el banco de una plaza me desperté ¿eh? ¿Vos lo podés creer? Y tendría que haber visitado a dos o tres clientes. ¿Podés creer que no visité a ninguno?

Mi sexto sentido me dijo que me tranquilizara porque mis nervios estaban a punto de explotar. Así fue que le respondí lo más serena que pude:

Y sí…. ¡Qué va a hacer! Tómeselo con calma… A veces, sucede…. Ya el lunes recupera el tiempo que perdió hoy…

Creo que me temblaba la voz. Me asusté. Buscaba al mozo con los ojos y no lograba verlo detrás del mostrador.

El: Sí, tenés razón. Pero, igual no. Tendría que haber sido ¡hoy! ¿Y sabés? Imaginate ¡menos mal que este no es un fin de semana largo? ¿podés creer? ¿Sabes qué? Si fuera un fin de semana largo ¿qué hago yo? ¡Me mato!
Yo: Nah… ¿para qué se va a matar? ¡Qué va a hacer! Le puede pasar a cualquiera… Tómeselo tranquilo…
El: ¿Tranquilo? ¿Qué me lo tome tranquilo? ¡Ja! ¿Sabés? Yo me paro acá y rompo todo. ¿Podés creer? ¿Querés ver? Te juro ¿eh? ¡Rompo todo a patadas con la furia que tengo! ¿Querés?
Yo: (que a estas alturas ya me temblaba hasta el último pelo) Mire… tranquilo… la vida hay que tomarla con filosofía oriental. Relájese, piense que aprovechó su almuerzo, su siesta, la naturaleza en la plaza y ahora esta ginebra. Disfrute de la mitad de su vaso lleno. Piénselo…

Allí asomó el mozo su cabeza y lo llamé. Se acercó a mi mesa y comencé a hablar con él. Cualquier cosa con tal de no estar solita frente a semejante personaje suelto en la city. Con el mozo parado a mi lado me sentí más reconfortada y, acercándome a su oído le pregunté si alguna vez había visto a este tipo. El mozo me confirmó que no y agregó: Pero quédese tranquila, no va a pasar nada. Muy tranquila no me dejó su frase pero…
En ese preciso instante, en televisión pasaban el noticiero con todos los asesinatos, violaciones y robos juntos. Lo que se puede esperar de Crónica Tv. que parece que fueran especialistas en los hechos sangrientos. Entonces el tipo insiste:

¿Vos podés creer? La otra vez me agarraron a mi y mirá como me dejaron la cara. ¿Podés creer? ¿Ves mi nariz? Me arrancaron este pedazo, ¿ves? (me lo señala) y me quedó colgando.

Demás está decir que no respondí. De tan asustada que estaba me quedé paralizada. No podía hacer nada. No podía ni levantarme para irme ni seguir ahí con el tipo enfrente. No podía moverme. Paralizada, aferrada a la silla y al vaso de cerveza que este guacho no me dejó disfrutar. Si no se mata él lo mato yo – llegué a pensar. ¿Por qué carajos no se va de una buenísima vez por todas si ya terminó su vaso de ginebra? ¿Por qué? El tipo seguía ahí. Yo seguía paralizada sin movimiento.

Y de nuevo me dice él: ¡Ay, bueno! Ya me tranquilicé, sabés. ¿Vos podés creer?

Yo muda. Quietita. Fingí no oírlo. Seguí mirando para cualquier lado menos para donde estaba él.
Pero, todavía me faltaba algo más por oír. Porque la vida no es tan simple como una supone, claro. Y la gran pregunta del millón de la tarde todavía no había llegado:

El: Decime, ¿saliste del neuropsiquiátrico vos, no?
Yo: (como impelida por un resorte, completamente desprevenida lo miré atónita) ¿Eh? ¿Qué? ¿En un neuropsiquiátrico? ¿Quién yo?
El: Sí, claro.
Yo: Ah… no… la verdad es que todavía no entré…. Pero, ¿Usted sí, no?
El: Yo sí. En muchos. Pero, ¿y vos? ¿Seguro que no?
Yo: Sí, seguro… Pero, eso nunca se sabe ¿vio? Por el momento todavía no estuve, pero de eso nadie está libre. Quien le dice en el futuro algún día voy….

Demás está explicar que todavía no comprendo cómo no se me paralizó el corazón. Creo que fue lo único que me siguió latiendo.

Yo, intrigada: ¿Le puedo preguntar por qué se le ocurrió tal cosa? No lo tome a mal. Como le decía… uno nunca sabe ¿vio? Hoy no estamos, mañana tal vez sí, tal vez nunca. Esas cosas nunca se saben. ¿Qué le hizo pensar eso?
El: ¡Mirá vos! Yo hubiera jurado que sí.
Yo: Pero, ¿por qué?
El: Por todos tus gestos. Te estoy mirando. Son como los de allá.

Reconozcamos que su última frase fue como una flecha que me atravesó el corazón. Me dejó sin respiración, casi.
Dios y todos los santos juntos o Luzbel hicieron que se fuera del café.

Terminé de tomar lo que me restaba de cerveza intentando buscar un segundo de tranquilidad para estar a solas. En ese momento, la nietita del dueño, la pequeña A. se acercó a mi con su inocencia de todos los días. Me sonrió y me miró con sus ojitos cristalinos. Yo seguía temblando. Y ella continuaba mirándome con aquellos ojitos pícaros. Me le adelante:

Yo: Mmm… ¿Cómo estás A.? ¿Jugaste mucho en el jardín? Mirá que hoy me parece que no es día para jugar.
Ella: (carita triste) ¿Y por qué? ¡Dale, dale! ¡Vamos a dibujar! ¿O querés jugar a la escondida?
Yo: No… la verdad es que lo dejamos para el próximo viernes. ¿Qué te parece?
Ella: (acercando su boca a mi oido) ¿Cuándo te vas vos? - susurró
Yo: ¡Ahora mismo!
Ella: Y.. ¿Por qué? No. ¡No te podés ir ahora!
Yo: Sí, me voy ya mismo. Te prometo que la próxima jugamos y dibujamos pero hoy no. Porque hoy estoy muy agotada, muy cansada. Por eso. ¿Entendés?

Salí a la calle y tomé el primer taxi que apareció libre. Punto final del viernes.
¡Oh, Home, Home, Sweet Sweet Home! ¡Por favorrrrrrrrr!

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domingo, junio 25, 2006

¡Oh Señor Humor, ten piedad! (II)



Al salir de la oficina, estaba cansada y decidí que un rato de relax en el bar del gallego me haría bien. Compré cigarrillos, primero, en el quiosco (ese mismo al que el vecino de enfrente me dijo aquella vez que tuviera cuidado porque lo atendían “ese par de lesbianas”) y entré al bar.
Enseguida vi que estaba mi nuevo amigo el griego sentado en una mesa. El no me había visto y continuaba leyendo el diario. Me acerqué a saludarlo y me invitó a sentarme a su mesa. Tomé un café con leche mientras conversaba con el griego que ya había tomado su café y abandonado la lectura. En ese bar casi todos los que van son conocidos o gente que va todos los días, es extraño ver gente que no sea habitué de ahí. Entonces, como casi todos se conocen, conversan entre sí. Los dueños siempre están y el mozo siempre es el mismo. Cuando comencé a ir a este café yo era la única mujer que estaba sentada sola en la mesa sin conversar con nadie. El griego era el único hombre que estaba sentado solo en su mesa. Ni él ni yo conversábamos con nadie. Pero, yo comencé a observarlo en el transcurso del tiempo porque tiene un hijo (ya algún día hablaré del hijo) que pasa cada tarde, se queda unos minutos, hablan y sigue su camino. El griego es un señor mayor y su hijo debería ser un hombre grande, aunque –en realidad- no lo es. Pasé tardes observando aquellas escenas. Después de cantidad de tardes pasadas allí, uno en la mesa contigua a la del otro, tomando cada uno lo suyo, él leyendo su diario y yo bebiendo lo que fuera, llegó el día en el se acercó y me habló. Fue el día que tuvo un celular nuevo y no sabía como hacer para enviar los sms y por eso me consultó. Me pidió permiso, ya que es muy educado, para sentarse a mi mesa. Así fue como comenzamos a hablar, a raíz de explicarle cómo hacer para enviar sus sms. Aunque, ahora que lo pienso, o yo no soy buena maestra o él no es buen alumno porque todavía no aprendió. Pero, recapitulando sobre la tarde del viernes, decía que nos pasamos un rato muy entretenido conversando los dos. El griego tiene ese acento extranjero que me llama tanto la atención. Esa pronunciación marcada que uno no sabe si es alemán, polaco, ruso… Era difícil adivinar su nacionalidad hasta que me dijo que es griego. Hablamos de muchos temas. Primero, del mameluco de su hijo y de por qué siempre anda con esa ropa de mecánico engrasado pudiendo tener ropa mejor. Después hablamos de diferentes países. No conozco Chile así que me contó cómo era Santiago. No conozco Alemania y me contó sobre su viaje. Coincidimos hablando de Montevideo, Uruguay, que sí conozco y él también porque cuando llegó de Grecia su barco paró un rato en Montevideo. Me contó de su viaje desde Grecia hasta Argentina. De su familia griega y de varios de sus viajes. Hablamos de los robos, de los tiempos modernos, de los autos, de la vestimenta de las mujeres y de los hombres de antes y de ahora. También hablamos de Atenas, de cómo es Grecia y hasta me explicó algo acerca de la religión ortodoxa. Pasé un momento grato, realmente. Y distendido. Supongo que él también. Su hijo no apareció por ahí el viernes así que no tuve que darle explicaciones. Cada vez que me ve hablando con su padre no le gusta nada. Antes de irse, insistió en pagar lo suyo y lo mío. A mi eso no me gusta. No me gusta que me pague el café o lo que sea cada vez. Prefiero que él pague lo suyo y yo lo mío antes de que me invite. Pero, insiste y el mozo le da la razón. No me siento cómoda pero él dice que no puede permitir que pague yo. En fin, son formas de ver las cosas. Pero, eso sigue haciéndome sentir un poco incómoda porque si yo converso con él es por no estar sentada sola, es por tener a alguien con quien hablar, es porque me parece un señor interesante y con materia gris en el cerebro, es porque con él puedo charlar de muchos temas, es porque paso un rato entretenida y me parece que él también. Pero, nada más. Y esto de pagar la consumición no quisiera que se preste a ningún mal entendido porque no existe ningún interés más allá del que da un rato de amena conversación con un hombre bastante culto y agradable. No se si él lo ve así. Tampoco se lo voy a preguntar, lógico. Así es que pagó lo mío y lo suyo y se fue.
Por supuesto, mi mente estaba muy lejos de aquel café, muy lejos de aquel lugar. Volé hasta los dioses griegos, volé por Uruguay, por España (país que él no conoce pero yo sí y tanto, y tanto). También por la religión dado que también habíamos hablado bastante del tema y él había terminado diciéndome:

La mejor religión es no tener religión. No creer en nada. Hay que dedicarse a ser buena persona y a no hacerle mal a nadie. Esa es la mejor religión que existe.

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¡Oh Señor Humor, ten piedad! (I)

No recuerdo cuando fue que comencé a tomarme los episodios de la vida diaria con sentido del humor. Sí recuerdo que antes era mucho más dramática que ahora y que me tomaba las cosas demasiado a pecho. Desde que ahondé, sin querer, en la faceta humorística puedo sobrevivir al naufragio de esta ciudad, la gran devoradora de las almas sensibles.
El viernes se hizo necesario volver a enfrentarme con la rutina. De lo contrario, no habrá Dios que me salve. Porque hay que ir a trabajar, hay que cumplir con las obligaciones. Hay que… Así que salí a la calle. No se por qué me vestí con un nuevo look, desconocido en mí que soy una mujer más bien clásica, podría decir, que me visto siempre siguiendo la misma línea, el mismo estilo de ropa de mujer formal. Formal no, clásica mejor. No se por qué extraño motivo la semana pasada me compré unos jeans. No tiene nada de extraño comprarse jeans pero, en este caso, para mi sí porque me compré uno de esos de tiro corto que usan las adolescentes. Justo yo que jamás en la vida los usé. Siempre con los comunes, los clásicos pero es que ahora casi no existen, o no los encontré para mi talle por lo menos. Así que terminé comprándome estos, claritos y de tiro bajo, de estos que vas por la calle y parece que en cualquier momento se te caen. Es la sensación. Bueno, caerse no se me van a caer porque, ante lo desconocido, compré también un cinturón de esos de cuero trenzado con una hebilla gigantesca, como se usan ahora, con unos brillitos y todo. ¿Quién hubiera dicho que algún día iría yo tan a la moda? Estoy desconocida ya. En fin, la cuestión es que me puse estos jeans ajustaditos y con lo que les queda del “oxford” en la parte de abajo (digo lo que les queda, porque al hacerle el ruedo desapareció casi todo el "oxford"). Allí llegué yo a la oficina, todavía tratando de acostumbrarme a esta nueva vestimenta. Entré y saludé a mi jefe que, como de costumbre, estaba sumergido en su propio planeta. Iba a comenzar a darle una explicación de por qué falté dos días y también a contarle que mis huesos todavía no están en condiciones de mucho movimiento cuando sonó el teléfono. Me salvó el gong. Era D., una de las compañeras de la oficina, que llamaba para avisar que iba a llegar más tarde porque iban a internar a su papá y me pidió si podía avisarle al gran cacique. Yo pensé que, por fin, había llegado el día en el cual la piba había abierto los ojos y se había decidido a internar a ese psicótico enfermo perseguidor que le tocó por padre. Pero no, no era una internación psiquiátrica, al hombre le dio un cólico renal. ¡Qué decepción! Hasta las enfermedades vienen al revés en este país, pensé. Así es que se interrumpió la conversación y todo pasó a centrarse en la internación del padre de D. Que perdí protagonismo, no cabe duda.
Me fui, entonces, a otra oficina a saludar a la gente de diseño. Allí estaba O. sentado frente a su computadora y me senté a su lado en la otra máquina. Este muchacho también tiene sus cosas raras, claro, ¿quién no? Para mí que tiene problemas con Dios porque él suele decir varias veces por día ¡Ay, Dios! y pasados unos minutos me llamó la atención que todavía no hubiera pronunciado su frase favorita de cada día. Entonces le pregunté si le pasaba algo. Me respondió con un “Oh, ¡es verdad! ¡Oh, My God!" Aproveché para preguntarle por qué siempre repetía esa frase y me respondió: “Es que este trabajo es muy estresante, ¿no?”. Entonces fui a mirar su pantalla y vi que estaba retocándole los labios a la foto de la mina que tenía en el Photoshop. Me reí y le dije: “Pero, y entonces ¿si fueras obrero de construcción y tuvieras que estar todo el día subido a un andamio, blanco de cal, cargando ladrillos, manchado?” y O., muy seguro de sí mismo, me dice: “¡No podés comparar! Eso es trabajo físico pero lo mío es el agotamiento. El agotamiento cerebral. ¡Ay Dios! El estrés mental. ¿me entendés?”

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jueves, junio 22, 2006

Introspección




Dos días conmigo. Dos días dignos de marcar en rojo en el almanaque. Dos días que no fui a trabajar. Este dolor tan fuerte de espalda que no cede. Dos días durmiendo. En mi posición fetal de toda la vida. ¿Por qué algunas personas dormimos en posición fetal? Refugiada del mundo. Dos días de introspección con los ojos mirándome por dentro. Explorándome. Hurgando en mí. A mate con peperina y cigarrillos. Enfrascada sólo en mi interior. A salvo del naufragio. Conociéndome. Intentando conocerme. Dos días para meditar en todo aquello que deseo mejorar, en todo aquello que necesito cambiar. Mañana todo vuelve a comenzar. Otra vez tendré que salir a la calle y enfrentar la vida.

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Inaugura hoy

Mi nuevo rincón de letras.
Allí habrá rosas con y sin espinas.
Abierto a todo público a partir de este momento.
Pueden ingresar por el sendero de rosas hacia:

La Rosa Al Desprenderse De Su Tallo

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El griego dixit

En la vida hay que aprender a ser metódicos.
Esto fue lo que dijo el martes a la tarde mi reciente amigo griego.
Hoy, y sientiéndome al cabo de mis fuerzas, creo que este señor está en lo cierto.

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lunes, junio 19, 2006

Paroxetina no es la píldora de la felicidad

¿Cómo saberlo? Paroxetina 25 mg. es la monodrogra que me recetó la psi para "hacerme más fácil la vida". Según me explicó ella mi problema es que tengo los síntomas típicos de "trastorno de la ansiedad". ¡Wow! Suena como poco importante el asunto. ¿O tal vez yo esperaba que me diagnosticara algo más serio? Oído así: trastorno de la ansiedad , el tema "parece" sencillito aunque tengo mis dudas. Resumiendo: ella me dijo que esta píldora es bastante efectiva para ciertos casos como el mío - y supongo que para miles o millones de personas más- en los cuales hay una sustancia (que ahora no recuerdo exacto su nombre, ¿me habrá dicho seratonina?¿qui lo sa? no se) que no segrega lo suficiente :-( pero que esto no es nada preocupante. La cuestión es que estaba yendo a la "locóloga" una vez por semana y en la última sesión me propuso que nos veamos cada quince días. ¿Estaré mejorando? ¿Se habrá hartado de escucharme? ¿Qui lo sa? Demasiados interrogantes para un lunes de madrugada y feriado acá. Lo único que sí me quedó bien grabado fue cuando casi sobre el final de la sesión me dijo: "No vayas a creer que te estoy dando la Píldora de la Felicidad porque para eso no existe medicamento. Pero, que ayuda ayuda." Y dicho sea de paso, desde que tomo Paroxetina la vida se me está haciendo más alegre. ¡A ver si todavía resulta que tiene razón la locóloga!

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domingo, junio 18, 2006

En lo alto de la noche




Llueve y llueve. Con la sensación de que en la calle debe hacer frío. Son las 3 de la madrugada y yo sigo aquí estática, como la "de los ojos abiertos", pensando que ya caminé y recorrí casi todas las librerías que conozco y no he logrado conseguir todavía los Diarios de Alejandra Pizarnik. Tengo su libro de Poesía y Prosa Completa pero me encantaría mucho mucho conseguir sus benditos diarios. ¿Alguien sabe en qué lugar puedo conseguirlos?

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sábado, junio 17, 2006

Argentina ayer otra vez

Ayer viernes 16, otra vez jugó Argentina y otra vez ganó 6 a 0 contra ay, ay... ¡ Soy un desastre! y no recuerdo exacto el nombre de los contrarios... Servia de Montenegro o algo muy similar. Jugó a la mañana y, otra vez. las calles se vistieron de papelitos que volaban por los aires, de gorritos que portaban las cabezas de los festejantes, de banderitas la ciudad. Aunque a pesar de la algarabía, creo que el día de ayer fue bastante más tranquilo que el sábado pasado, al menos desde acá se vivió con menos euforia. Lo interesante ayer fue que en el lugar donde trabajo nos dieron a todos la mañana libre para que pudiéramos mirar el partido desde donde más nos gustara. Por supuesto que me puso contenta que se les haya ocurrido ese detalle. Lo curioso es que lo pensaran. Lo curioso es dejar de trabajar para poder mirar el partido. Lo curioso es la relevancia que toma el partido de octavos de final. Lo curioso es que se paralizara el país para mirar a Argentina correr detrás de una pelota.

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domingo, junio 11, 2006

Buenos Aires con camiseta celeste y blanca

Ayer salí a caminar para estirar las piernas. Justo coincidió con el horario del partido de Argentina. Yo ni lo pensé. Multitud de gente en los bares, o sentados o mirando desde la calle por las vidrieras. Seguí caminando. Llegué al Alto Palermo y ahí me metí. Silencio. La gente paseaba como yo. En eso, gol de Argentina y tembló el shopping :-( Seguí mirando vidrieras sin prestar mucha atención. Me metí en Yenny y el tiempo voló sin que me diese cuenta, rodeada de libros, metida en el mundo de la literatura, hojeando páginas, leyendo títulos de reojo, eligiendo...
Salgo a la calle y comienzo a caminar por Av. Santa Fe. ¿Qué pasó? Bocinazos de automovilistas, autos con banderitas flameando, gente en todos los balcones de la avenida, adolescentes con camisetas de Argentina, una chica con remerita negra y letras rojas "I love AR", todos los transeuntes enloquecidos, hombres y mujeres. Sigo caminando hasta que siento una copiosa lluvia de papelitos cayendo sobre mi cabeza desprotegida. Todos en los balcones tirando papelitos. Y me sigo preguntando: "Pero, ¿qué fue lo que pasó?" Continué mi marcha abrazada a mi nueva adquisición Donde mejor canta un pájaro desde donde Alejandro Jodorowsky me observaba aturdido sin respuesta.

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domingo, junio 04, 2006

Después de la lluvia aquí estoy

No me gustan los días de lluvia pero hay que pasarlos también que otra no nos queda.
Aquí estoy nuevamente y a ver si ahora logro ser disciplinada y postear a diario o mucho más seguido. Tengo la computadora nueva así que en ese aspecto ya no me puedo quejar. Falta el monitor nuevo ahora porque el que me trajeron no funciona, estoy a la espera de que me lo cambien por otro que ande mejor que el viejo que tengo pero, lo más importante, la compu ya funciona, bueno, es nueva.
El celular del que hablé en el post anterior, un Samsung X495 me lo robaron :-( así que mejor no hablar de eso... Me duró diez dias exactos y ya no lo tengo más. Ahora cambié por otro, siempre siguiendo la línea de Samsung porque me gusta mucho su diseño y me parecen más femeninos, además de no tener antena. El que tengo ahora es un Samsung E736 con cámara de fotos, vídeo y mp3. Veremos qué tal va. Por ahora estoy contenta con el aparatito aunque lo triste es que estoy pagando por los dos, por el que me robaron y por este nuevo. ¡Buahhhh! Eso sí es para llorar. Del otro ni siquiera había comenzado a pagar la primera cuota... En fin, no quiero aburrir más. Sólo comentar que ya tengo nuevamente mi máquina y que espero postear más seguido como se debe y visitar a las amigas blogueras con más frecuencia también.

Sólo quiero hacer una aclaración pública. Va destinada a "París" aunque, en verdad, la aclaración sirve para cualquier ser humano que pase por aquí y lea este blog que he creado, como una especie de casita, digamos, así lo siento, un refugio.
París me dejó un comentario en el post anterior (allá lejos y hace un tiempo) en el cual me exponía una duda suya. No se qué pudo ser lo que le generara la duda pero, por si acaso, yo prefiero darle una respuesta a ella y a tod@s los que pasen por aquí porque no quiero que nadie se lleve esa impresión de este blog o que quede la incertidumbre de si este es o no es un blog real. Afirmo que sí, efectivamente, este es un blog real. Afirmo que soy (o La Rosa Roja es) un ser humano de carne y hueso y que lo que escribo (o escribe la Rosa Roja) sea lindo, feo, alegre, triste, aburrido o entretenido, es y siempre será ni más ni menos que la narración de lo que me vaya ocurriendo en la vida real. Que todos los posts y sus contenidos son de situaciones vividas realmente -tanto en el pasado, como en el presente- y que en el blog lo que intento hacer es ir volcando mis vivencias, lo que me va sucediendo con el correr de mis días sea bueno o no tanto, no se, pero que siempre su contenido es real de situaciones que atravieso.
Paris: quiero que sepas que coincido con vos o con tus apreciaciones acerca del blog al que te referías como "el experimento literario de vidas de lesbianas". También que sepas que coincido cuando decías "no me gusta que no me avisen esas cosas". A mi tampoco me gusta que no me avisen esas cosas. Tampoco yo me sentí muy bien cuando comencé a sospechar y a confirmar que ese blog era una novela, un invento. Tampoco a mí me gustó. Cuando descubrí ese blog lo leí completo en un fin de semana. Me gustó mucho. Está bien escrito, por supuesto, bien logrado. Pero, falso. Entonces, creo que después uno se siente como "estafada" (perdón pero aquí no se que palabra poner, quizás esta no sea la indicada). Y eso lo puedo comprender, es decir, puedo comprender que a vos también te haya pasado algo similar a lo que me sucedió a mi leyendo ese blog experimental. Ahora bien, también creo que la autora no lo hizo ni lo pensó de mala fe. Si bien a la autora del blog aún no he tenido el placer de conocerla personalmente sí que un día si tengo la oportunidad de viajar a su provincia (que en algún momento puede darse) me gustaría compartir un café con ella y con su media naranja también. La autora de ese blog es alguien que "via internet" hace varios años que leo y que sigo. Es una mujer que admiro por su valentía, por su lucha constante, por su militancia, en fin, por varias cosas que hace y que yo no sería capaz de hacer. También se que es una excelente escritora y periodista. Y soy de las personas que admiro mucho a la "gente de letras", como digo yo... Así es que la respeto, como persona, escritora y luchadora. Lo del blog "experimental" creo entender que fue ideado para animar a muchas mujeres, para que varias mujeres que hoy en día no se animan, no se atreven, no pueden o viven en el silencio den un paso adelante y salgan a la luz, para que se animen a escribir, a decir, a manifestarse, a contar, a hablar, a enterrar el silencio en el cual vivimos muchas cotidianamente. Porque vivir no es fácil para ninguna de nosotras y se que ella lo sabe. De hecho, tengo que reconocer que este blog fue creado después de haber leído su blog experimental. Y que tal vez leyendo esa historia inventada yo me atreví a buscar un espacio aquí y a ir contando mis vivencias. Si la intención que llevó su blog fue esa, entonces le quedo agradecida.
En fin, resumiendo: lo único que sí quiero que quede claro es que ESTE es un BLOG REAL y que LA ROSA ROJA es una mujer real. Con otro nombre, claro.

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